domingo, 16 de enero de 2022

AMOR PROBLEMÁTICO

 He quedado finalista en el IX CONCURSO RELATO BREVE PROJECTE

LOC/AJUNTAMENT DE CORNELLÀ con mi relato
AMOR PROBLEMÁTICO
De los 45 estudiantes de la carrera de Ciencias exactas que fueron al viaje organizado; 22 visitaron el Museo de Ciencias, 8 estuvieron en la Casa Museo de Isaac Newton y 12 fueron al Planetario. Si ninguno visitó más de un lugar; ¿cuántos estudiantes no visitaron ninguno? Solución: 2: Benito Al Gebra y María del Pino -Pi para los amigos-. Apenas cruzaron sus miradas supieron que el destino los había unido, despejando incógnitas que afligían sus, hasta entonces, vidas más solitarias que la de los números primos. El flechazo fue tan intenso que pasaron de las visitas programadas y recorrieron la ciudad comiéndose a besos.
En su segunda cita tuvieron alguna dificultad en encontrarse pues el reloj de Benito se retrasaba 15 segundos cada día y el reloj de Pi se adelantaba 35 segundos a la semana. Ambos sincronizaron sus relojes a las 12 de la noche del día 31 de diciembre. ¿Qué diferencia habrá entre los relojes de Benito y Pi el día 6 de enero a las 12 de la noche? Desfase que fue resuelto sin mayores contratiempos.
Apenas se vieron, se encerraron en una pensión en la que hicieron el amor desaforadamente; cada uno se vacío el otro como si fueran sendos grifos. Él tenía capacidad para 3 horas y ella para 5. El hombre aguantó una 1 hora y un 1/3. Ella, cuando él cerró el grifo, todavía estuvo abierta y derramando durante ¾ de hora. Y, acto seguido, acometieron un segundo round. ¿Cuánto tiempo tardaron en saciarse?
Comenzaron a verse con asiduidad pues, afortunadamente, vivían cerca. Benito salía de su casa en bicicleta y circulaba a una velocidad media de 12 km/h. Dejaba la bicicleta en casa de un amigo y sin descansar volvía a su domicilio andando, por el mismo camino, a una velocidad media de 4 km/h. ¿Cuántos kilómetros caminaba si, en total, solía estar fuera de su casa 2 horas?
Enseguida comprobaron que tenían gustos idénticos, como, por ejemplo, visitar el zoológico. En el zoo calcularon que los 10 leones comían lo mismo que los 40 lobos y que los 6 tigres devoraban la mitad que los leones. Si en una semana, entre leones, lobos y tigres consumían 600 kg de carne, ¿cuántos kilos de alimento ingerían los tigres?
También les gustaba visitar el museo de El Prado, ambos sentían devoción por Velázquez que pintó “Las Meninas” en 1656, a los 57 años de edad, después de vivir 34 años en Madrid, donde se había instalado a los cuatro años de casado. ¿En qué año y a qué edad se casó Velázquez?
Fue lógico que se plantearan ir a vivir juntos. Benito le ofreció su casa, tan destartalada, que hasta tenía telarañas, algo que a su amada Pi no le importó pues, ecologista como era, consideraba que las arañas eran el insecticida ideal; ya que si 10 arañas comen 360 mosquitos en 2 días. ¿Cuántos mosquitos comerán en 6 días las 5 arañas que Benito tiene en su casa?
Entre sus planes contaban con montar una granja dotada con unas 3800 gallinas. Evaluando el potencial gallináceo en el supuesto de que cada gallina agregase 4 huevos cada 5 días. ¿Cuántas docenas de huevos se recogían en esa granja al cabo de 30 días? Desdeñaron alimentarlas con maíz y optaron por el trigo como pienso, la pareja tenía una fe ciega en la trigonometría. Hicieron innumerables cálculos y, teniendo en cuenta el precio oscilante de los huevos en el mercado fijados en la lonja de Guissona y tras un cálculo de probabilidades, pues… ¡Mucha mierda! Como dicen los actores en el teatro.
Si eran ahorrativos podrían vivir de los huevos hasta que aprobaran las oposiciones a docentes de matemáticas de secundaria. Para ello compraron dos huchas, una blanca y otra azul. Pi siempre metía 2 euros cada día en la hucha blanca y Benito 3 euros en la hucha azul. El propósito era juntar el capital inicial con el que financiar los inicios de la granja. Cuando reunieron, entre los dos, 450 euros, la cuestión a dilucidar era ¿cuántos euros había en la hucha blanca? Cuestión que originó un desacuerdo entre Benito y Pi y la primera pelea seria entre ambos
Estaban los novios sin hablarse cuando el confinamiento de la pandemia cayó abruptamente sobre ellos como una ecuación transcendente sin solución posible. En aquella separación forzada se dieron cuenta de que se amaban en un grado inconmensurable.
Tras dos meses de reclusión llegó, ¡por fin! el sagrado día del reencuentro. Benito Al Gebra y María del Pino, Pi para los amigos, se citaron en un parque a una distancia equidistante de sus respectivos domicilios. Una vez que se reconocieron en la lejanía, los malhadados amantes, separados largo tiempo por un cruel destino, trotaron felices sobre el césped, dirigiéndose el uno hacia el otro como sendos trenes de carga, uno de los cuales sale de Barcelona a las 12 horas hacia Madrid a una velocidad media de 50 km/hora. Y otro, a las 15 horas, sale de Madrid hacia Barcelona, circulando a idéntica velocidad media, para acabar chocando y fundiéndose en un majestuoso abrazo.
Puede ser un dibujo animado de niños y texto que dice "Matemática TexTo PARA EL ESTUDIANTE 3·4=12 3° Básico 3+3+3+3=12 Mc Graw Hill Celeste Carrasco Fuentes Cristián Marchant Ramírez Cecilia Pozo Contreras M Educacion Minsturie பக் MENS EDICIÓN ESPECIAL PARA EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PROHIBIDA SU COMERCIALIZACION AÑO 2012"

PACTO FICCIONAL

 He quedado finalista en IX Concurso de relato breve de Cornellá/ Projecte LOC con mi texto

PACTO FICCIONAL
Germán abrió con gesto rutinario y distraído el buzón de correos de su domicilio, esperaba encontrar las consabidas copias de las facturas remitidas por las empresas de suministro, sin embargo, la correspondencia de aquella mañana se limitaba a una única misiva enviada por un bufete de abogados: “EDMUNDO CISNEROS IZAGUIRRE Y ASOCIADOS”.
“Estimado señor Germán:
Nuestro despacho legal tiene el honor de defender al autor de Membrillos en el permafrost, novela de ciencia-ficción climática que usted recientemente adquirió por internet y cuya lectura interrumpió en la página número veintisiete. Teniendo en cuenta que han pasado nueve meses desde el cese de su actividad lectora y que ha tenido tiempo de sobras para retomarla y, dado que no se halla usted enfermo ni incurre en otra causa de fuerza mayor que le impida llevar a buen término la lectura hasta la finalización de la obra; mi cliente considera, a tenor de lo descrito, que usted ha agotado, más allá de lo razonable, el plazo requerido para reiniciar la lectura y llegar hasta su conclusión en la última página.
Nuestro bufete reputa que, con su actividad lesiva, usted ha vulnerado lo establecido en las cláusulas del PACTO FICCIONAL que usted suscribió, en tanto que lector, con el autor, en el momento en que compró un ejemplar de Membrillos en el permafrost y lo perfeccionó en el instante en que usted abrió el libro por la primera página.
Nos vemos en la obligación de informarle que mi cliente tardó dos años en escribir la novela que usted desdeñó tras una escasa hora de lectura, acto que le ha ocasionado un enorme dolor por lo que supone de ataque a su profesionalidad, buen nombre y autoestima; a lo que hay que añadir la humillación de saber que, tres meses después del abandono, usted utilizó el volumen de Membrillos en el permafrost para calzar la pata de una mesa coja. Daños morales causados a nuestro cliente para los que le solicitamos el abono de un MILLÓN DE EUROS en concepto de reparación.
Le advertimos que le será inútil que niegue los hechos. Sabemos todo lo referido y tenemos pruebas fehacientes e incontestables de todo lo consignado en esta carta gracias al programa que la agencia literaria de nuestro cliente contrató con la empresa de su asistente de voz Alexia. Cada ejemplar en papel de Membrillos en el permafrost lleva insertado, oculto tras las guardas exteriores, un microchip de seguimiento que le permite conectarse con los asistentes de voz domésticos del lugar en el que radique.
En caso de que no ingrese la cantidad mencionada en un plazo improrrogable de quince días en el número de cuenta que indicamos al final de esta comunicación, procederemos a demandarle por la vía civil por incumplimiento de contrato”.
Tras unos segundos de sorpresa, Germán comenzó a carcajearse, sin duda se trataba de una broma. Seguro que había sido su amigo Adrián, se dijo a sí mismo, recordaba que le había comentado que la novela le pareció malísima y que se arrepentía de haberla comprado, seducido por unas buenas críticas en prensa que, tras una breve lectura del libro, se desvelaron como mercenarias. Llamó a Adrián y pese a su insistencia, éste le juró que no era el autor de la broma. Desconcertado, Germán escribió a la dirección de correo electrónico que aparecía en el encabezamiento de la carta, iniciando un extravagante diálogo que se alargó durante una semana:
“Estimado Señor Edmundo:
He recibido una carta dirigida a mí desde su bufete. Supongo que se trata de una broma”.
“Estimado señor Germán:
En absoluto”.
“Estimado Señor Edmundo:
Su carta me parece un despropósito y un absurdo, además, ¿qué diantre es eso del pacto ficcional? no lo había oído en mi vida.
“Estimado señor Germán:
Con mucho gusto procederé a ilustrarle: El pacto ficcional es el que se establece entre el lector, en el momento de ponerse a leer, y el autor del texto narrativo. En dicho pacto el lector, que sabe que se trata de una obra de ficción y que, por lo tanto, nada de lo que se cuenta ahí es verdad, acepta fingir que cree lo que escritor le va a narrar y se interesa por ello como si fuera cierto. Ese pacto conlleva que el lector proceda a lo que se denomina suspensión de la incredulidad y se sumerja en el sueño de la ficción. Por el mentado pacto, el lector se compromete a concluir la obra y el autor, por su parte, a mantener viva la tensión narrativa, el interés y/o el suspense, la congruencia de la trama y a inventar universos literarios y personajes verosímiles; tareas, éstas, que ha cumplimentado con rigor mi cliente en su Membrillos en el permafrost. Por lo que es usted, y no mi cliente, quien ha faltado a la bone fides, al principio de buena fe que rige en toda relación contractual”.
“Estimado Señor Edmundo:
¿Relación contractual? Que yo sepa no he firmado nada.”.
“Estimado señor Germán:
Se nota que es usted lego en Derecho. En nuestro ordenamiento jurídico basta que interceda el mutuo consentimiento sobre el bien objeto del contrato para que se establezca la vigencia de una relación contractual, que puede darse de forma tácita -como es el caso- o explícita. El que un contrato se ponga por escrito no es, pues, requisito sine qua non para la existencia del mismo, salvo que lo pida una de las partes, a efectos de registro público o por ministerio de la ley.”
“Estimado Señor Edmundo:
Me está troleando. No pienso pagar un céntimo. Váyase a la mierda (se lo digo explícitamente).”
“Estimado señor Germán:
Su exabrupto carece de relevancia jurídica. Procederemos a poner una demanda contra usted. Nos vemos en los estrados.”
Llegó el día en que el juez dictó sentencia: Por un lado, desestimaba la petición pecuniaria por considerar invaluable el daño moral causado al autor y por no existir jurisprudencia orientativa al respecto -aunque establecía, eso sí, que el libro dejara de calzar la mesa y reposara en un lugar más decoroso-. Por otra parte, admitía la existencia del pacto ficcional y daba por probado su vulneración por parte del lector. Y dado que, según el Juez, “pacta sunt servanda” (lo pactado obliga a las partes); se condenaba a Germán, bajo el apremio de que sus bienes serían embargados en caso de incumplimiento, a terminar de leer la novela y a acudir a diez presentaciones de Membrillos en el permafrost, en las que debería ejercer el papel de claca, levantándose a aplaudir con entusiasmo tras cada parlamento del autor mientras profería gritos de “¡Bravo, bravo, genio, genio!” y similares.

"TRADICIÓN FAMILIAR" EN LA REVISTA URUGUAYA "MORDEDOR", Nº 5


 
La revista uruguaya "Mordedor" ha publicado en su número 5 mi relato de terror.
TRADICIÓN FAMILIAR
Cuando arrestaron al doctor Frankenstein por haber creado al famoso monstruo, el enterrador que le proveía de cadáveres huyó por miedo a dar con sus huesos en prisión. Tras muchas peripecias, el funerario acabó recalando en Londres, en donde se estableció, se casó y tuvo descendencia. Igor, que así se llamaba el antiguo suministrador de cuerpos, nunca contó a su familia nada de su infame y macabro oficio; pero con los años y la vejez, se ablandó y sintió la necesidad malsana de susurrarle historias espeluznantes a Jack, su nieto preferido, tras hacerle jurar que guardaría el secreto. El viejo, preso de la nostalgia, solía recrearse en los detalles más morbosos durante aquellas confesiones secretas -siempre de noche y a la luz de las velas- a un nieto que las escuchaba en silencio, sobrecogido y paralizado por el terror.
Jack creció horrorizado y fascinado a partes iguales por las narraciones truculentas de su abuelo. Tras destripar a la primera prostituta, en un oscuro y tétrico callejón de Whitechapel, Jack cerró los ojos y rememoró la imagen de su abuelo: jorobado, con una nube azul flotando en uno de sus ojos saltones; narrándole con emoción el placer que sentía al abrir las entrañas, todavía frescas, de los cadáveres, en busca de los órganos que le solicitaba el doctor Víctor Frankenstein.
Puede ser una imagen de estilo anime de texto
Revista Mordedor Nº5 y los enlaces importantes.
Enlace de la noticia de la salida de la revista con varias etapas de la pre producción: https://www.robertobayeto.com/salio-revista-mordedor-no5/
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