SUSCEPTIBILIDADES
El autor escribió una novela cuya
protagonista era una mujer adúltera que acababa suicidándose. Las feministas
pusieron el grito en el cielo.
El escritor realizó una comedia en la que
un usurero judío prestaba dinero a un noble veneciano con la condición de que
si el préstamo no era devuelto en la fecha pactada el deudor tendría que
entregarle una libra de su propia carne, la más cercana al corazón. El ministro de Asuntos Exteriores israelí
amenazó con congelar las relaciones diplomáticas en protesta por la publicación
de la obra.
El narrador elaboró una novela en la que
un viejo hidalgo perdía la razón y se ponía a recorrer los caminos creyéndose
un caballero andante. La asociación de afectados y familiares por enfermedades
mentales expresaron su repudio a la novela por considerar que atentaba contra
la dignidad de dichos enfermos.
El novelista recreó una historia en la
que un maduro profesor seducía y mantenía relaciones sexuales con una niña de
doce años. La fiscalía de menores abrió diligencias para imputar al autor por
apología de la pederastia.
El autor compuso un novelón en el que el
capitán de un ballenero vivía obsesionado por dar caza a una ballena blanca que
le dejó cojo. Las asociaciones animalistas censuraron que se tratara como
amenaza a una especie en vías de extinción.
El cuentista redactó un relato en el que
un hombre se despertó convertido en una cucaracha gigante. La asociación de
entomólogos expresó su disgusto.
Harto de tanta censura, tanta
susceptibilidad y tanto ofendido profesional; el escritor publicó un cuento que
trataba del único tema que creía libre de polémica: La Nada. El Colegio de
filósofos le denunció por intrusismo profesional.
(Este texto resulto ganador del concurso de microrrelatos del I Encuentro Literario de Autores de Cartagena)
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