sábado, 14 de noviembre de 2020

LA CURVA

 


Sé que fue una imprudencia, pero recogí a aquella chica que hacía auto-stop; ¡la vi tan desamparada deambulando por la cuneta en mitad de la noche!

 

El aspecto de la mujer era inquietante, por no decir siniestro: Cabellos largos y enredados, rostro demacrado de palidez cadavérica, ojos nebulosos hundidos en sus cuencas, labios agrietados y dientes amarillos. Por lo demás, se adivinaba una complexión huesuda bajo el vestido de una sola pieza, blanco, sucio y desgarrado. Me pidió que la llevara al pueblo al que hacía “mucho tiempo que no regresaba”.

 

No habló durante el trayecto, arrellenada en el asiento del copiloto parecía una muerta en vida. Poco antes de llegar al pueblo una violenta agitación pareció poseerla.

 

-¡Aminora! –exclamó presa del pánico- ¡Reduce! Esa curva es peligrosa. En esa curva…, en esa curva… -sus dedos flacos y huesudos temblaron en el aire señalando la curva cerrada que apenas se insinuaba en la noche sin luna.
-¡Ya! Ahora me dirás que en esa curva te mataste en un accidente –le respondí escéptico.
-No, tras esa curva suele agazaparse un coche camuflado de la policía de tráfico.

 

La multa que me cascaron a mí también me mató del susto.


(Relato publicado en la revista colombiana de Arte y Literatura "Crisopeya" en su número 5)



https://drive.google.com/.../1dpSAjJk25OS2ZqJOZiL.../view...

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario