sábado, 7 de noviembre de 2020

LLUEVE MANSAMENTE SOBRE EL CAMPOSANTO

 La Revista Digital Miseria ha publicado mi relato

LLUEVE MANSAMENTE SOBRE EL CAMPOSANTO
Llueve mansamente, sin parar; llueve sin ganas, pero con una infinita paciencia, como ha sido siempre: lluvia y sol, vida y muerte…; toda existencia forma parte de un ciclo.
“Era tan buena que hasta los ángeles lloran de pena”, suelta una amiga de la vieja. No sé si la finada era buena o no, tan sólo era mi vecina del octavo. Yo estoy aquí por Iris, mi amor, mi criatura dorada, la sobrina nieta de la muerta; no entiendo como no ha aparecido aún. Sé que ha de venir, no pasaba un mes sin que Iris no visitase a su anciana y solitaria tía. Una chica joven, bonita y con corazón; eso fue lo que me enamoró de ella.
Sí, ya llega, la tristeza aún la vuelve más bella. Mírame, te estoy sonriendo. No hagas eso, ver cómo que no me conoces, siete veces hemos coincidido en el ascensor; aún recuerdo tu perfume tenuemente dulce y nuestra última charla, cuando, tras hablar del tiempo que hacía, una cosa fue a la otra y, al final, me confesaste que tu tía adoraba escuchar mazurcas.
A ver si acaba este rollo y puedo abordarte, esta vez no me voy sin tu número de teléfono. No es cuestión de seguir asesinando a tu familia para conseguir que nos veamos. Mírame, no me ignores, no seas como las otras Iris, como la última, psicóloga de la cárcel, que dijo que yo daba en sus test un perfil de psicópata. En cuanto pude le hice una visita. Ahora yace en un nicho, feliz, eso creo; es lo que tienen las calaveras, que siempre están risueñas. Mírame Iris, te estoy sonriendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario