domingo, 18 de mayo de 2014

LETRAS



LETRAS

Antes de abandonar el que había sido su hogar durante muchos años, rumbo a la residencia, y sentado frente a una vieja compañera, su máquina de escribir Remintong, el anciano se sumió en la nostalgia y, mientras acariciaba el teclado, repasando con sus yemas aquellas siluetas de marfil sobre fondo negro, aquellas letras circulares de piano, cerró los ojos y supo que las letras –estas, todas- de una forma u otra, siempre habían formado parte de su vida.

En un principio, la cartilla escolar le enseñó sus primeras letras; le siguieron la sopa de letras con la que fue creciendo -y que su madre cocinaba con insistencia-, y un buen puñado de  letras de canciones, cinceladas a gritos frente a los escenarios o susurradas en la intimidad; más tarde se unieron la “ele” que lució la luna trasera de su utilitario durante todo un año y las letras protestadas por el banco, peaje a pagar por emanciparse, así como un puñado más de letras con las que salió de la universidad con un brillante título de letrado; vinieron, también, mujer e hijos, y a éstos, a sus vástagos, les inició en sus primeras letras y, en más de una ocasión, tuvo incluso que leerles la cartilla.

Y es que la vida es un párrafo que se desvanece antes de que seamos capaces de deletrearlo. Y el hombre, nuestro hombre, en un intento de remansar el caudal vertiginoso de la existencia, se hizo microrrelatista y se dedicó a colocar azulejos con narraciones en los perfiles del aire; en sus letras puso su vida. Ahora que es viejo, tan sólo aspira a que sus letras le sobrevivan.

miércoles, 7 de mayo de 2014

MAMÍFEROS



MAMÍFEROS

Monarcas, dictadores, multimillonarios, arzobispos, mariscales, modelos, estrellas de cine, embajadores, arquitectos, catedráticos, cirujanos, notarios, políticos, directores de orquesta, productores de cine, ministros, senadores, eurodiputados, escritores… Llévalos a una isla desierta, déjalos en pelotas, regresa al cabo de una semana y descubrirás tan sólo mamíferos.

(Microrrelato incluído en la antología "Bocados sabrosos III". Editorial ACEN.)

ESTREMECIMIENTO



ESTREMECIMIENTO

De niños nos producía miedo la casa junto al acantilado; su aspecto lúgubre, sus ventanas ojivales y la impensable arquivolta sobre la puerta principal se conjugaban para inspirarnos un temor que llevábamos al paroxismo en ritos de oscura histeria infantil en los que nos imaginábamos atroces crímenes que ensangrentaban la finca.

Al anunciarse la demolición de la casa -obra del arquitecto Jareño- para construir un hotel, todos nos alegramos, siendo Pedrito el que resumió el sentir de la pandilla con un castizo y gozoso ditirambo: “¡Viva el genial hotelero y la madre que lo parió!”.

Ahora que soy adulto, al pasar frente al desangelado y uniforme hotel, extraño aquel estremecimiento de mi infancia.

(Este texto quedó finalista del concurso micro-jareño organizado por el museo de la Bliblioteca Nacional de España. 2013)

SUSCEPTIBILIDADES



SUSCEPTIBILIDADES

El autor escribió una novela cuya protagonista era una mujer adúltera que acababa suicidándose. Las feministas pusieron el grito en el cielo.

El escritor realizó una comedia en la que un usurero judío prestaba dinero a un noble veneciano con la condición de que si el préstamo no era devuelto en la fecha pactada el deudor tendría que entregarle una libra de su propia carne, la más cercana al corazón.  El ministro de Asuntos Exteriores israelí amenazó con congelar las relaciones diplomáticas en protesta por la publicación de la obra.

El narrador elaboró una novela en la que un viejo hidalgo perdía la razón y se ponía a recorrer los caminos creyéndose un caballero andante. La asociación de afectados y familiares por enfermedades mentales expresaron su repudio a la novela por considerar que atentaba contra la dignidad de dichos enfermos.

El novelista recreó una historia en la que un maduro profesor seducía y mantenía relaciones sexuales con una niña de doce años. La fiscalía de menores abrió diligencias para imputar al autor por apología de la pederastia. 

El autor compuso un novelón en el que el capitán de un ballenero vivía obsesionado por dar caza a una ballena blanca que le dejó cojo. Las asociaciones animalistas censuraron que se tratara como amenaza a una especie en vías de extinción.

El cuentista redactó un relato en el que un hombre se despertó convertido en una cucaracha gigante. La asociación de entomólogos expresó su disgusto.

Harto de tanta censura, tanta susceptibilidad y tanto ofendido profesional; el escritor publicó un cuento que trataba del único tema que creía libre de polémica: La Nada. El Colegio de filósofos le denunció por intrusismo profesional.

(Este texto resulto ganador del concurso de microrrelatos del I Encuentro Literario de Autores de Cartagena)

lunes, 5 de mayo de 2014

OBJETOS PERDIDOS



OBJETOS PERDIDOS
Tras el cambio de turno, el funcionario a cargo de la oficina de objetos perdidos, procedió  con diligencia rutinaria a repasar los ingresos efectuados durante el turno precedente. Con cierta desgana repasó con el dedo anular la lista de los efectos consignados. El funcionario constató que en las últimas horas habían traído a la oficina; treintao y ocho paraguas, quince  billeteras vacías -los carteristas sustraían su contenido y las arrojaban en las papeleras-, cuatro patinetes, dos cochecitos de bebé, una dentadura postiza, una silla de ruedas y un brazo ortopédico.
El funcionario, al que nunca se le agotaba su capacidad de sorpresa ante los despistes de la gente, giró página y consultó el capítulo de intangibles. Leyó que quinientas siete personas habían perdido los modales, trescientas doce la vergüenza, ciento cuatro el sentido del ridículo, sesenta y nueve el pudor, cincuenta y cinco la inocencia y, por último -llegado a este rubro, el hombre expelió un suspiro de melancolía-, nueve personas habían perdido la esperanza.