“Yo fui el único
responsable y autor de la muerte de ese individuo -llamarle señor sería
demasiado-, pero quiero que consten en esta declaración mis motivos: ¡El tipejo
nos reclamaba 31.987 euros! Decía que no pagábamos derechos de autor desde 1999
y que si no abonábamos todo lo adeudado nos enfrentábamos a una demanda y
pediría a un juez que ordenara cancelar la representación. Aquel mal nacido
alegaba que el texto que utilizábamos no era del autor –muerto en 1635-, sino,
que era una adaptación teatral más moderna realizada por otro tipo que estaba
vivo y coleando y cuyos derechos vulnerábamos. No tuve otra opción que matarlo.
Permítanme que me
explaye sobre el evento. La representación la organiza el Ayuntamiento con el
patrocinio y colaboración de la Junta Regional. El año pasado fue declarada
Evento de Interés Turístico Regional. El texto es un alegato contra la
violencia de género -lacra tan candente en la actualidad-, y narra la rebelión de todo un pueblo contra
el abuso y la tiranía. La obra se representa cada año durante la segunda
quincena de agosto y en ella participan más de trescientos vecinos -todos
desinteresadamente-; lo que implica un gran despliegue a nivel técnico en todos
sus aspectos: iluminación, sonido,
vestuario y atrezzo. Siendo el principal reto para mí, sumar las
voluntades de esos más de tres centenares de personas involucradas en el
montaje, del que toman parte ciento cincuenta actores y figurantes, dieciséis
músicos, y una coral; además de caballos, gallinas y otros animales.
Actualmente podemos declarar con orgullo que ya contamos con un referente
consolidado en el panorama cultural regional que atrae turismo, incluso desde
otras comunidades autónomas y que potencia la dinamización socio-cultural, el
tejido asociativo, la colaboración intergeneracional y la participación
ciudadana en el ámbito local. Además, en esta edición estaba previsto que
ciento ochenta niños participaran paralelamente en una representación infantil.
La extorsión a que nos quería someter el sujeto en cuestión, hubiera supuesto
que nos quedásemos sin presupuesto para el vestuario y los decorados. Y eso yo
no lo podía permitir. ¡Estaba jugando con la ilusión de todo un pueblo! Los
vecinos llevan ensayando desde hace meses y, en las últimas semanas, los
ensayos se han prolongado hasta pasadas las 2.30 de la madrugada.
Firmado. Francisco
López López.”
El inspector de
policía terminó de leer el folio y contempló con indignación la expresión de
apacible serenidad que irradiaba el rostro de Paquillo, animador socio-cultural
municipal, sobrino del alcalde y con fama de no ser muy inteligente:
-¿Se puede saber que es esta mierda que has
escrito?
-Mi
autoinculpación. ¿Qué más quiere?
-Para empezar, dime
los nombres de los que te ayudaron.
-No sé de qué me
habla.
-¿Qué pasa, que nos
tomas por gilipollas? ¿Tú te crees que la policía es tonta? ¿Cuánto mides
Paquirrín?
-Metro y cincuenta
y tres centímetros. Pero, no sé qué tiene eso que ver. Lo hice yo sólo, mis huellas están en el cuchillo.
-Ramón Buitrago, la
víctima, medía un metro noventa y pesaba ciento cuarenta kilos. Y quieres que
me trague que un retaco como tú le endiñó hasta treinta y dos puñaladas con un
cuchillo de monte sin ayuda de nadie.
-Así es.
-No cuela. Yo te
diré lo que pasó. Buitrago era un tipo facineroso, lumpen, antiguo rockero
fracasado, tenía antecedentes penales y hubiera vuelto a prisión si no llega a
ser contratado como recaudador por la Sociedad de Autores. El vuestro era el
primer trabajo importante que hacía para la Sociedad, hasta entonces se había
dedicado a infiltrarse en bodas y bautizos para grabar clandestinamente las
ceremonias y así suministrar pruebas para que la Sociedad pudiera perseguir a
los organizadores de los banquetes por pinchar música sin pagar derechos de autor.
Lo envían a tu pueblo, a Fuente Obejuna, y el tipo pretende cobrar a los
vecinos por la representación de la obra de teatro “Fuenteovejuna” de Lope de
Vega ¡qué cojonazos! Ya lo hicieron en Zalamea de la Serena cuando quisieron
sacarles 24.000 euros al vecindario por representar “El alcalde de Zalamea”. No
te diré que no os comprendo, los de la Sociedad de Autores son una puta mafia y
si te viene un tío así, te entran ganas de matarlo. Tú y otros con los que
discutió os negáis a pagar, el tipo, que tenía ganas de quedar bien ante sus
jefes, se altera y se pone farruco, la
cosa se calentó y lo matasteis. Tú le asestabas las puñaladas mientras otros
–al menos cuatro más- lo sujetaban. Y ahora te diré lo que va a pasar, héroe de
pacotilla: Te pudrirás en la cárcel cumpliendo pena por asesinato mientras tus
coleguitas se dedican a vivir la dolce
vita y se olvidan de ti; pero si colaboras y me dices quién participó, el
Juez lo tendrá en cuenta y te rebajará la pena. ¿Quién mató al recaudador?
-Yo sólo, inspector.
-Ya me estás
tocando un poco los huevos ¿sabes? Mira, aquí tengo una lista de mil vecinos de
tu pueblo que se han autoinculpado del crimen en solidaridad contigo. No son
todos los que están, pero seguro que están todos los que son, únicamente tienes
que señalarme los nombres. ¿Quién mató al recaudador?
Paquillo sonrió con
dulzura, miró con ojos felices al policía y declamó con voz limpia, digna y
firme:
-Fuenteovejuna señor, todos a una.
Este relato ha quedado finalista en el certamen V CONCURSO RELATO BREVE PROJECTE LOC/AYUNTAMIENTO DE CORNELLÁ
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