jueves, 15 de marzo de 2018

SABOTAJE




Los primeros en dar la voz de alarma fueron los del departamento comercial, algunas piezas salían defectuosas de fábrica, los clientes estaban molestos. Control de calidad llegó a la conclusión de que alguien saboteaba la producción desde dentro. Se instalaron cámaras de televigilancia, se contrataron detectives privados que se hicieron pasar por operarios; todo fue en vano, no identificaron al saboteador. El gerente estaba irritado, la celebración del mayor salón del sector estaba a un exiguo puñado de hojas del calendario; si estallaba el rumor de que produciendo eran unos chapuceros, las ventas caerían con resultados dramáticos.

Mientras cena, un obrero ve el telediario. En Siria, un avión vomita bombas con forma de supositorios sobre una ciudad de nombre exótico. El obrero sabe que una docena de esas bombas no estallarán, él se ha encargado de inutilizar las espoletas. Es su contribución al mejoramiento del mundo.

Este microrrelato  fue galardonado con el XI Premio Saigón de Literatura 2017.

2 comentarios:

  1. Un mundo sin naciones ni nacionalismos es posible, sólo tenemos que perderle el miedo.

    Saludos,

    J.

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